‘Arte en el Camellón’, la posibilidad de ver, tocar y sentir el arte
El evento se realizará en el Camellón de la Paz de la Universidad del Atlántico sede norte.
Obras de arte de más de dos metros de alto y la posibilidad de incentivar todos los sentidos es lo que ofrece la propuesta 'Arte en el Camellón’, un espacio abierto para convivir y tocar el arte, hecho por los estudiantes de la Universidad del Atlántico.
El evento se realizará en la sede norte de la alma mater del 16 al 20 de febrero y repetirá presentación del 23 al 27 de febrero.
“Lo mejor es que las muestras se realizarán durante todo el día y no solo están enfocadas hacia estudiantes, sino a toda la gente que desee verlas, ya que el Camellón de la Paz de la Universidad del Atlántico es un espacio abierto para todo el público”, explicó el curador de la muestra, Ernesto Recuero.
La exposición contará con la participación de Hilario Ávila, Roberto Carlos Pérez, Eduardo Araujo y Briseth Lafaurie, dos artistas externos y dos estudiantes de la Facultad de Bellas Artes.
Precisamente, dos de los cuatro artistas visitaron Zona Cero y hablaron sobre sus respectivos trabajos.
El hombre dentro de su estructura
El objetivo de Eduardo Arajo Centeno con su obra es encontrar una representación esquemática de la figura humana partiendo de la idea del trabajo civil como temática, es decir “utilizando materiales de construcción como varillas y alambres recreó la figura del hombre tomando como referencia las acciones que realizan los obreros en una construcción como cargar, halar, sostener y empujar, todo destacando la fuerza muscular”, agregó el joven.
En su paso por esta casa periodística, el egresado de Bellas Artes y con cuatro años de experiencia como artista, contó que su muestra es la número cuatro, pero lo interesante de ella es que varía según el espacio donde se realiza.
“Mi primera obra la comencé buscando mi camino como artista. Fue una obra de más de cuatro metros en el que el espacio es fundamental. En esa primera obra demoré casi mes y medio y utilicé varillas que fui uniendo. Lo que me gusta de mi nueva obra es que me atrevo a soldar y exploro otra faceta”, explicó el artista.
Lo emocionante de esta muestra de más de 4 metros de altura es que desde la perspectiva en que se mire, se siente que la obra siempre observa a su espectador y cada ángulo devela un secreto nuevo.
La costura como obra de arte
Brisseth Lafaurie hace un homenaje a su abuela Yomaira De la Hoz, quien dedicó su vida a la costura y con quien desde pequeña se sentaba a coser y hablar sobre la vida. Este amor por la costura despertó en la barranquillera una obsesión por saber qué había más allá y desafortunadamente no lo encontró en el Diseño de Modas, aunque agradece los cuatro semestre que cursó.
Con el tiempo, se dio cuenta que los hilos se pueden convertir en conductores de sensaciones y ahora, en su noveno semestre de Artes Plásticas, dedicará sus tesis de grado en el manejo del material textil.
“Un gran número de las mujeres de clase media del país se dedicó a la costura para sobrevivir. Según mi investigación, esta conducta fue muy popular en Latinoamérica y yo quiero rendir tributo a todas esas mujeres”, contó la joven.
Su propuesta está compuesta de un marco de 2 metros de alto con más de 100 mil hilos tejidos a mano, y que según ella, le han inculcado el don de la paciencia.
Con esta muestra pasa lo mismo que con la Eduardo. Se puede tocar, sentir y visualizar desde diferentes puntos de vista.
Esta exposición, de más de un año de gestación, se hace con la idea de innovar y refrescar con un poco el ambiente universitario y estimular los sentidos de quienes la vivan.